Esfuerzo insuficiente. 2
Lunes por la mañana, y Edneris estaba de pie frente al espejo, observando su figura con aquel vestido celeste de revuelos bonitos. Era difícil creer que la semana pasada se hubiera visto en ese mismo espejo y no hubiera notado la pancita redondeada. No sabía en qué demonios estaba pensando cada vez que se miraba: no parecía haber ganado kilos de más, pero ahora se veía embarazada, y con ese vestido la diferencia se notaba aún más.
Owen no estaba en casa; había llevado a Verónica al aeropuerto. Cuando regresara, irían a la universidad a retirar los documentos de Edneris, con la esperanza de que el director le diera una carta de recomendación para poder estudiar el próximo semestre en otra institución y, esta vez sí, terminar sus prácticas.
Con cuidado, Edneris se sentó en la orilla de la cama e intentó ponerse los calcetines. Le dolían las lumbares por el golpe del viernes, y agacharse era un ligero problema. Al final, se frustró y se quitó los calcetines, decidiendo mejor buscar un pa