Sofía regresó al Departamento de Cumplimiento envuelta en una neblina de pánico y euforia. Sus manos temblaban mientras se sentaba en su escritorio. Pasó por el baño y buscó algunos productos que tenían en el hotel de higiene personal para sacarse cualquier olor que dejara el encuentro que había tenido en el cuarto de baño. Un recordatorio importante, no debía volver a ingresar a ese lugar, porque salía oliendo a desinfectante. Alejandro realmente la quería. Ella no era un juego. Sofía no sabía que él se sentía así por las videollamadas que tenían en ese tiempo. Era una verdad que había esperado por años, pero que, ni en sus sueños más locos, hubiese creído que fuera cierta.
Ambos estaban aceptando seguir con lo que daban inicio hoy. Serían responsables de muchas cosas, pero ni Alejandro ni ella, estaban dispuestos a dar marcha atrás.
Intentó sumergirse en la cláusula de indemnización, pero las palabras flotaban. Cada vez que leía "riesgo legal", se veía de nuevo acorralada en el cu