Tras aquella conversación, Luciano y Paloma salieron de aquel lugar, ambos lucían más tranquilos. Aquella hermana sabía que todas aquellas reacciones de Luciano eran, en parte, debido a lo que estaba ocurriendo con Almendra.
Luciano ya contaba con una mala fama en el mundo de los negocios en México, pero Paloma sabía que, ante todo, el hombre tenía un talón de Aquiles y ese era su hija, su pequeña, la cual lo necesitaba hoy más que nunca.
Internamente, Paloma agradecía que le hubiese surgido algo a Aldo, pues de haber visto la pelea, estaba más que claro que su esposo no permitiría que su hermano le hablara de esa manera y el problema bien podría escalar a mayores.
- Paloma, ¿Te puedo pedir algo?
- Dime, ¿Qué necesitas?
- Ni una palabra de esto a papá o alguien de la familia Moretti. -dijo el hombre con seriedad.
- Luciano, pero… Esto es serio, ellos deben saberlo.
- Ni una palabra, no quiero a toda la familia aquí, ya bastante tengo con tener a todo mundo preguntando por cómo estoy c