"Tienes razón. Necesitamos hablar sobre lo que pasó." —respondió ella tras una larga pausa, admitiendo por fin la necesidad imperiosa de verle, de aclarar esa tensión que llevaba días consumiéndola por dentro.
"Escoge el lugar, estaré ahí en pocos minutos."—su respuesta fue inmediata, como si hubiera estado esperando ese mensaje con el teléfono en la mano.
El bar Chaplin, con sus paredes adornadas por frases icónicas del cine clásico y el murmullo discreto de clientes que parecían extras de una película, era el escenario perfecto para una conversación que ninguno de los dos quería tener realmente. Daniela eligió cuidadosamente una mesa cerca de la ventana, con perfecta vista hacia el parque de la Libertad y la calle donde minutos después vería estacionar el Audi negro de Alexander con esa elegancia intimidante que le caracterizaba.
Alexander llegó con puntualidad milimétrica, vestido completamente de negro como si intentara camuflarse con las sombras del local, los ojos ocultos