Cuando la empresa textil del padre de Chastity sufre un déficit, deciden marcharse a Moscú, en donde los acoge el Boss de la mafia rusa y mejor amigo de su padre. Sin darse cuenta, ella se adentrará a un mundo en donde las peores perversiones la rodearán cuando conozca a Edmon Lebedev, el Underboss; tirano, cruel, arrogante y sádico, quien está comprometido y a una sola semana de casarse, le obligan a romper el compromiso para hacerlo con la rubia que odia tanto como desea desde el primer momento en el que la conoce, y por quien comenzará a sentir algo, haciéndolo dudar de sus sentimientos por Viera, la mujer a la que cree amar. Celos, drama, mafias.
Leer más—¡Vamos, no seas amargada, no tardo! —grita Livy en mi oído derecho.
La música electrónica retumba en mis oídos y siento que me voy a desmayar en cualquier momento, mis labios se sienten pastosos, mis piernas son como dos enormes gelatinas e incluso mis movimientos resultan lentos, mi cerebro no logra procesar bien las cosas y en cambio me envía imágenes en modo cámara lenta.
—Tal vez deberíamos irnos… no… no me siento muy bien —digo intentando alejarme de la barra.
Livy es mi mejor amiga, una morena de veinte años, cabello oscuro que le llega hasta la cintura y un par de ojos caoba que cautivan a cualquiera, era perfecta, solo tiene un defecto; es una zorra tira todo y como plus, una alta consumidora de diferentes clases de droga. El ritmo palpitante de la música me da jaqueca y el vestido entallado que hasta hace apenas dos horas atrás me parecía el más sexy y provocador, ahora lo siento como un pedazo de tela vieja y estorbosa.
—No me hagas esto, el tío está buenísimo, solo será un polvo de cinco minutos ¿sí? —el enojo se cruza por sus facciones y solo asiento en silencio dejando que me dé un beso en la mejilla, para luego desaparecer entre el mar de gente que baila y restriega sus cuerpos.
El tipo de la barra me observa con el ceño fruncido, sirve un trago y de soslayo estudia mis movimientos, termino lo que queda de mi copa y me pongo de pie con dificultad, camino hasta el corredor que lleva directo al área de sanitarios, el ácido estomacal sube por mi garganta y temo vomitarle a alguien, por lo que apresuro el paso olvidando el hecho de que mi visión y el resto de mis sentidos no están al cien por ciento.
Llego hasta una puerta blanca y entro, localizo la taza limpia de baño y sin poder más comienzo a devolver todo el alcohol ingerido, odiando la idea de ser débil y haberme dejado embaucar por mi mejor amiga, venir aquí porque quería desahogarse por despecho fue su idea, y quien debería estar llorando y en este estado es ella, no yo, que estoy viviendo uno de los mejores momentos de mi vida.
Pronto sería mi graduación, trabajaría en la empresa de mi padre; quien era dueño de una empresa textil y petrolera en los Estados Unidos, era estudiante de tercer año de medicina en la Universidad, y mi sueño de ser escritora también se estaba realizando, una de mis historias recién será publicada por una de las editoriales más grandes del país, así que no solo seré la contadora de papá, médico especialista en cardiología, sino, escritora a punto de subir a la fama. Alzo la mirada y detallo mi reflejo con estudiada conciencia, mi cabello rubio largo está desordenado, dándome un aire de vagabunda en contraste con el verde de mis ojos y las ligeras pecas que adornan mi pálida piel.
Me doy un respiro, cierro los ojos y trato de ordenar mis ideas, el mareo disminuye, la risa de alguien me hace espabilar y salir de mi ensimismamiento, al baño entran dos chicas, Rusas, una de ellas es guapísima, sus ojos grises son como dos piedras lunares que danzan sobre el delineado oscuro y difuminado de su maquillaje, me ven pero no dicen nada, están en su propio mundo. Mientras que la otra, es una pelirroja sin gracia.
—¿De verdad te lo vas a tirar? —pregunta la roja a la morena.
—Por supuesto que no, estoy comprometida —por el rabillo del ojo veo como alza la mano y le enseña un enorme anillo de diamantes—. En unas semanas me casaré con el hombre más maravilloso del mundo.
—Y peligroso…
—Shhh.
—Bueno, pero lo puedes tomar como una despedida de soltera adelantada, vamos, el tío está para comérselo, a más tu hombre no se enterará —insiste la amiga y deduzco que es una perra por proponerle cosas sin sentido y tentativas a la morena.
—No lo sé ¿sabes lo que les hacen a las infieles en…?
La voz de la morena se apaga mientras sale del baño junto con su amiga, inhalo y exhalo, saco mi teléfono móvil y observo la hora, frunzo el ceño al ver una llamada perdida de mi padre, él nunca me llama a estas horas y mucho menos cuando sabe que he salido a divertirme, él estaba en los Ángeles, California, y yo en San Francisco, mi madre había muerto en un accidente de avión en donde murieron más de 200 personas, cuando yo tenía apenas dos años, por lo que mi mundo se reduce a mi padre y yo, mi única familia, y a mis veinte años, estaba bien con ello.
Miro una vez más la pantalla, busco el número de mi padre, que resulta ser el primero de la lista, cuando me entra la llamada de Livy.
—¡Eh, perra! —su exceso de entusiasmo me da la respuesta anticipada a lo que está a punto de soltarme.
—Déjame adivinar —resoplo—. Te vas a ir con el tío al que le acabas de dar una dulce lambida en alguna parte de este sitio, y quieres que tome un maldito taxi de regreso a tu jodido departamento.
Su risa anodina me hace enfadar, pero no se lo hago saber, discutir con Livy a veces resulta más agotador que convivir con ella, y esta son la clase de cosas por las que me pregunto el por qué soy su jodida amiga. Debería abandonarla como ella siempre hace cada que un miembro dispara en su dirección.
—¡Por eso te amo! —exclama con un toque dramático al final.
—Bien, solo quiero que quede clara una cosa —replico—. El día que aparezca mi cuerpo tirado en algún lugar de m****a cuando vuelva a salir contigo, lo lamentarás y tú, zorra altanera, tendrás toda la culpa.
Vuelve a soltar una sonrisa escandalosa, por el otro lado de la línea se cuela una voz masculina. Murmuran algo y blanqueo los ojos exasperada.
—No te va a pasar nada, tengo que colgar, no me esperes despierta —dice apresurada y me manda un beso tronado para luego colgar sin más.
«Joder, m*****a zorra»
Marco el número de mi padre y mi corazón salta al notar que me responde solo al segundo timbre, señal de que algo va mal.
—Cariño, que bueno que eres tú ¿estás bien? ¿En dónde estás? —me ametralla con preguntas que ya sabe.
—¿Sucede algo malo, papá? —interrogo con cautela.
Su silencio ensordecedor me da la respuesta que necesito y se siente como patada en mí estómago. Abro la boca para decir algo, cuando una ola de gritos, sonidos de detonaciones de disparos y más, me deja muda.
—¿Qué sucede cariño? —pregunta mi padre exaltado y salgo del baño.
La música se ha detenido, la gente comienza a correr con histeria a mi alrededor, varias personas chocan contra mi cuerpo, estoy en el tercer piso y camino a prisa hacía el balcón, en donde puedo admirar a un grupo de treinta hombres con pasamontañas, armados, disparando a diestra y siniestra a toda persona que se cruce por su camino, la sangre me hace reaccionar y moverme rápido buscando un sitio en el que pueda mantenerme a salvo.
—¡Papá, tengo que colgar, hay hombres armados, están asesinando a la gente! —le explico breve y rápido, caminando en dirección contraria a donde se mueve todo el mundo.
—¡Cariño, sabes qué hacer, regresa a salvo a casa! —demanda y mi pecho se hincha de orgullo al demostrar que confía en mis habilidades, inteligencia e instinto de supervivencia.
—Te llamo luego.
CHASTITYEl helado de chocolate hace que salive por más, me he acabado dos tarros y no me importa, el antojo puede más que yo. Esa es la única realidad. Quisiera decir que Edmon está igual de feliz hoy, pero no, frunce el ceño cada que traza los planos de las nuevas armas, lleva encerrado en su despacho más de cinco horas.—Mierda —susurro cuando siento que mi bebé me patea.—¿Sientes molestias?Su voz ronca y varonil hace que salga de mi ensimismamiento, siento que el aire me falta, pero no se lo digo, abrazo mi enorme barriga de nueve meses, tenemos planeado que nazca en dos semanas, por lo que Edmon ha preparado todo, aunque se ha vuelto un poco quisquilloso. CHASTITYMi padre solía decir que yo era su pequeña guerrera, desde que tengo uso de memoria, siempre fuimos solo él y yo, ahora, lloro su muerte dos veces, y la de mi madre por igual, lo peor es que ni siquiera tengo un cuerpo que enterrar, la mafia italiana tuvo que rendirle pleitesía, en cuanto supieron que podían verse débiles ante el enemigo y que su único líder estaba en peligro, no dudaron en venir a su rescate, proclamando a Edmon como su nuevo Boss.Los italianos se retiraron y ahora la Cosa Nostra permanece sumida en la oscuridad, por el momento, de mí no hay mucho que decir, tuve un pequeño ataque debido a las emociones a las que fui sometida. No me arrepiento, mucho menos sobre lo ocurrido con Killian, no era la muerte que le tenía planeada, mucho menos lo que quería para amboCapítulo 31
EDMONVolver a ver a Chastity a salvo, hace que la polla se me ponga dura, es tan hija de puta que ha sido terca todo este tiempo, y ahora la tengo frente a mí, con el ceño fruncido, sus ojos se llenan de lágrimas y en lo único que puedo pensar es en que necesito llenar su coño con mi derrame, penetrarla se ha vuelto una adicción.—Pero… cómo, yo te vi morir, el avión explotó —su voz tiende de un hilo y su barbilla tiembla.Ha pasado por mucho, pero el que haya pensado que estaba muerto, me cabrea, no conoce los limites que un Lebedev puede llegar a pasar por defender lo suyo, si era necesario hubiera hecho un trato con la muerte para volver a su lado.—¿Tan débil me crees?
KILLIANLa rabia me consume de una manera en la que lo único que quiero es que por mis manos, corra la sangre de todos los Lebedev, cuando encuentre a Chastity, la voy a hacer mía de todas las maneras posibles, le sacaré a ese niño que lleva dentro y se lo daré a los perros, luego la convertiré en mi ramera.Conmigo pudo haber tenido todo, pero decidió no hacerlo, lo prefirió a él, el problema es que la deseo con la misma intensidad con la que quiero arrancarle el cuello. Muevo el cuello con estrés.Mis hombres me han informado que no tienen localizado a esos malditos, destruyeron el palacete, la orden está detrás de mí porque estoy iniciando una guerra sin su permiso, y me importa poco. CHASTITY La sangre me hierve, la adrenalina se dispara en mi sistema y un escalofrío recorre mi espina dorsal, la boca se me seca cuando llegamos a las mazmorras y asiento, a estas alturas ya es imposible pasar desapercibidas, ella dispara a los primeros halcones que nos encontramos, yo hago lo mismo, las alarmas comienzan a sonar y no pierdo tiempo. Disparo, esquivo, corro hasta la celda en la que mi madre me espera, y mi padre igual, le disparo al candado que los mantiene encerrados y abro las rejas. —Cariño —mi madre se me abalanza. —Tenemos que salir —le recuerdo. No hay tiempo que perder. Asiente, mi padre igual, ya habrá tiempo para hablar, dar explicaciones y aclarar las cosas. Ivanna va por delante, saca de la mochila militar que lleva en la espalda, dos armas que no duda en darle a mi madre y a mi padre. —Lukyan debe estar Capítulo 28
CHASTITY El dolor me consume, mi pecho está roto de las peores maneras en las que puedo imaginar, no he dejado de llorar, para ser sincera, jamás creí que lo lloraría de esta manera. «Está muerto» Hecha un ovillo en la cama, dentro de la habitación que me asignaron, trato de ser fuerte por lo que me queda de él, sin embargo, no puedo, era un mafioso de mierda y ahora me encuentro encerrada, bajo la mano dura de Killian Stolkov, la mafia italiana, la Bratva jamás haría algo por mí, mucho menos ahora que Edmon ha muerto. Tengo que salir de aquí, es algo que tengo fijo por el bien de nuestro hijo. Llevo dos días encerrada, me traen comida que no pruebo por miedo a que esté envenenada, cuando amanece, decido darme una ducha y pelear, no le voy a dar ese poder sobre mí, al hijo de puta. Me pong
Último capítulo