Elizabeth
CANADÁ - TORONTO
Al aterrizar el mareo hizo de las suyas, está vez nublando mi cabeza por horas, afortunadamente pude hallar un poco de alcohol en un botiquín equipado en la casa. Mi disposición estuvo en completar el formulario sobre la clínica, la cual ya está capacitada para que la reciban. Su inquietud pasó desapercibida cuando le comenté que estaría a su lado de ahora en adelante.
En este instante la conversación había tomado otro rumbo que no quería tocar, pero es mi madre y es muy perspicaz al tratarse de leer a su hija.
—Mi tiempo para reprenderte ya pasó, así que no pasará nada si me dices la verdad.—pestañea ganando velozmente mi confianza. El único problema es que ella aún recuerda la foto en internet—Eso, piensa cabecita y busca la forma de no desviarme.
Da dos golpes leves en mi cabeza, yendo a su gabinete arreglando lo que necesita para asistir a la clínica.
—Suelta la lengua, Elizabeth Belin Sanders.—se exaspera de un momento a otro, volviendo la cara con las