—Babe, despierta.
Monique se sobresaltó al oír la voz suave y cariñosa de su esposo. También sintió un leve toque en el brazo.
—Despierta —repitió él.
Abrió los ojos poco a poco al escuchar aquella voz que la sacaba del sueño. Su mirada se encontró de inmediato con el rostro atractivo de su marido, que la observaba desde arriba.
Rayos. Despertar y ver la cara de su esposo como lo primero en la mañana era una sensación sorprendentemente maravillosa.
Sonrió al notar que él ya estaba despierto y la miraba con ternura. —Buenos días, babe —la saludó con una voz cálida antes de inclinarse para darle un suave beso en la frente—. No quería despertarte, pero tienes que levantarte. Vas a llegar tarde a la clínica —le informó.
Monique le devolvió la sonrisa y comenzó a incorporarse lentamente en la cama. Cerró los ojos un instante al sentir un ligero dolor de cabeza y llevó una mano a su sien.
—¿Estás bien, babe? —preguntó su esposo, preocupado.
Ella abrió los ojos y se encontró con su mirada ll