Início / Romance / Altitud Interdita / Capítulo 16 — Donde la ira se convierte en huida
Capítulo 16 — Donde la ira se convierte en huida

NOLAN

Cierro la puerta sin pensar.

Sin suavidad.

Sin disculpas.

Bajo las escaleras como si cada peldaño me arrancara de ella.

Pero nada me satisface.

Nada borra su voz.

Sus ojos.

Su "Espera".

Tengo ganas de gritar. De golpear. De hacer volar todo por los aires.

Pero camino.

Otra vez.

Siempre.

Hasta que el frío me alcanza y me traga por completo.

Maldita sea.

Me paso una mano por el cabello, tiro de él, aprieto los dientes.

Mi camisa sigue abierta, mis palmas tiembla.

Ella me empujó.

De nuevo.

Después de besarlo como si yo fuera todo lo que esperaba.

Después de mirarme como si hubiera vuelto de entre los muertos.

Y yo, como un idiota, lo creí.

Me detengo frente a un callejón vacío.

Sin ruido.

Sin luz.

Perfecto.

Aguanto mi espalda contra la pared helada, cierro los ojos.

Intento respirar.

Olvidar.

Pero Mila está en todas partes.

En el hueco de mis manos.

En mis labios.

Entre mis costillas.

La odio, a veces.

Por su poder.

Por su miedo.

Por su manera de desmenuzarme mientras me mira como si yo fuera su refugio.

Un refugio que ella rechaza.

Saco mi teléfono.

Pantalla negra.

No hay mensaje.

No hay llamada.

Y, sin embargo, estoy alerta.

Como un idiota.

Sé que debería volver.

Tomar una ducha fría.

Beber un whisky.

Dormir.

Pero mi cuerpo se niega.

Vago por las calles.

Un perro ladra. Una bicicleta pasa.

Y yo, no soy más que un tipo que creyó en una segunda oportunidad.

Me detengo frente a un bar.

Luz tenue. Música baja.

No me gustan los bares. Demasiadas caras que quieren olvidar.

Pero esta noche, soy uno de esos rostros.

Empujo la puerta.

El olor a alcohol y arrepentimientos me golpea de inmediato.

Me siento en la barra.

Pido un trago. Luego dos.

No para emborracharme. Solo para silenciar lo que golpea.

La camarera me sonríe. Demasiado tiempo. Demasiado fuerte.

Desvío la mirada.

No quiero ser visto.

Solo quiero... desaparecer un poco.

Un tipo a mi lado habla alto. Se ríe. Le da una palmadita en el hombro a su amigo.

Su felicidad me raspa los nervios.

— No pareces estar bien, amigo.

Giro la cabeza. Me lanza un guiño compasivo, el tipo de hombre que cree que dos cervezas son suficientes para curar un corazón roto.

— Olvídalo, amigo. Solo llámala. O busca a otra.

Lo miro. Por un largo rato.

Luego me levanto.

Dejo un billete sobre la barra.

Y salgo.

Porque no hay "otra".

Solo está ella.

Y ese es el problema.

Sigo caminando. Las calles pasan. Mi aliento se acorta.

Tengo ganas de volver a llamar a su puerta.

Decirle que no tiene derecho a mantenerme en suspenso.

Que me está matando a fuego lento.

Pero sé lo que veré en sus ojos.

El miedo.

La duda.

Ese maldito "no sé".

Y no puedo.

No esta noche.

Así que me detengo.

En este banco.

Frente a la nada.

Apoyo mis codos en mis rodillas, mi cabeza entre mis manos.

Y trato de entender cómo llegamos hasta aquí.

Podría haberla abrazado.

Susurrarle que íbamos a salir adelante.

Podría haberme disculpado. Escucharla.

Pero en lugar de eso, exploté.

Porque estoy cansado de amar en vano.

No soy un objeto.

No soy una opción.

No soy un suspiro que se retiene.

Soy Nolan.

Y he amado a Mila hasta perderme.

La sigo amando.

Pero esta noche, creo que estoy dejándola ir.

No porque quiera.

Sino porque ya no puedo.

Y en esta noche helada, escribo una verdad que no quiero leer:

Si ella no me llama... no volveré.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App