Amy:
—De acuerdo. —De nuevo, dirige su mirada hacia el iPad y escribe algo.
Mientras tanto, yo sigo mirándolo, casi sin atreverme a respirar. Al cabo de un
minuto, vuelve a levantar la vista y me atraviesa con su verde y dura mirada—. Solo
te lo diré una vez, Amy —dice con determinación—: Si me desobedeces o haces
algo que te pueda poner en peligro mientras estamos en España ,tendrás tu
castigo. ¿Entendido?
Voy corriendo hacia él y, casi antes de que pueda terminar de hablar, le salto
encima tan fuerte que estamos a punto de caernos de la silla.
—¡Sí! —No sé cómo he terminado sobre su regazo, pero ahí estoy, con los brazos tendidos alrededor de su cuello y llenándole la cara de besos—. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
Me deja besarle hasta que me canso y, a continuación, me sujeta la cara con las
manos y me mira atenta y fijamente. Le brillan los ojos de deseo. Siento su duro paquete contra mis muslos, lo cual me dice que vamos a continuar con lo que empezamos esta mañana. Se m