Me miró con un poco de pena, ese tipo de mirada que odiaba recibir.
—Señorita, su padre sufrió un paro cardíaco. Tuvimos que reanimarlo y está pasando por un procedimiento ahora. El médico hablará con ustedes tan pronto como sea posible, ¿de acuerdo?
Un paro cardíaco.
La frase retumbó en mi cabeza como un golpe. Apenas escuché algo más después de eso. Me giré despacio y caminé tambaleándome hasta una de las sillas en un rincón de la recepción, sentándome como si mis huesos se hubieran convertido en polvo. Apoyé los codos en las rodillas y enterré el rostro en las manos. Estaba temblando por completo. Mi padre…
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