Mundo ficciónIniciar sesión(Alice)
Diogo paró el coche frente a mi casa. Me miró con esa sonrisa medio cansada, pero aun así preciosa, y me acarició la mejilla.
— Te veo luego — murmuró, rozando sus labios con los míos. Fue un beso rápido, pero lleno de ternura, de esos que solo él sabía dar.
— Hasta luego, millonario — dije, intentando sonreír aunque tenía la cabeza hecha un lío después de todo lo que había pasado con su hermano.
Bajé del coche y le hice un gesto con la mano antes de que se marchara. Respiré hondo y entré, pero en lugar de ir al dormitorio, crucé la cocina y fui al patio, donde sabía que Julio estaría en la hamaca. Y allí estaba, con la cara metida en el móvil.
— Buenas noches para ti también — dije, dejándome caer en la silla de enfrente.







