Mundo ficciónIniciar sesiónLlegamos a la mansión y noté que Alice estaba algo incómoda, con la mirada recorriendo el vestíbulo como si intentara orientarse.
Bajé del coche y tomé su mano con firmeza, guiándola hasta la puerta. En cuanto entramos, encontramos a mi madre sentada en el sofá, con los ojos enrojecidos y húmedos, sujetando un pañuelo.
—Mamá… ¿qué ha pasado? —me acerqué, sintiendo un nudo extraño en el estómago.
Ella levantó el rostro despacio.
—Caleb… está en su habitación encerrado. No quiere hablar con nadie… —su voz era débil, rota.
Suspiré, pasándome la mano por el cabello.
—Voy a hablar con él.
Me giré hacia Alice y le tendí la mano. Se acercó, algo dudo







