Mundo de ficçãoIniciar sessãoHacía tiempo que no pasaba por casa de Larissa y Alessandro. Y hoy, por algún motivo, quería contarle a ella sobre mí y Alice. Quizás porque, en el fondo, siempre sentí que Larissa era capaz de entenderme de una forma que muy pocas personas podían.
Aparqué frente a la casa y entré sin pensarlo mucho, como siempre. La puerta del salón estaba abierta y enseguida vi a Gabriel sentado en la alfombra, rodeado de unos robots de juguete, completamente concentrado. La niñera, Julia, estaba en el sofá vigilándole.
—¿Qué tal, campeón? —le dije, agachándome para chocarle los puños.
Gabriel levantó la cabeza, abrió una sonrisa enorme y salió corriendo a abrazarme las piernas.







