Mundo ficciónIniciar sesiónMiré a Julián en silencio durante unos segundos. Sus palabras todavía resonaban dentro de mí, una por una, como una tormenta que solo ahora empezaba a amainar.
Todo lo que contó... dolió. Dolió como si me hubieran dado un puñetazo en el centro del pecho. Pero más que el dolor, sentía un peso y una responsabilidad, no solo por lo que ella había vivido, sino por lo que yo haría ahora que lo sabía.
— Estoy dispuesto, Julián. — Mi voz salió firme, sin temblor. — Quiero aprender sobre ella, entender más de su vida, de lo que necesita... Quiero acogerla y quiero amarla. Amar de verdad.
Él siguió mirándome con los brazos cruzados, pero sus ojos parecían menos duros ahora.
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