Estaba acomodándome en la silla, organizando las ideas para el proyecto de los chocolates, cuando noté que Diogo cambió la expresión. Me miraba con un poco de recelo y eso me puso un poco desconfiada.
Fruncí el ceño, preocupada.
—¿Qué pasa? —pregunté, apoyando los codos en la mesa, inclinándome un poco—. Parece que estás escondiendo algo.
Él soltó el aire despacio, se pasó la mano por el cabello, digitó una contraseña en el cajón y de ahí sacó otra carpeta, esta mucho más gruesa, poniéndola frente a mí.
—Tengo algo que mostrarte —dijo, con la voz baja.
Mi estómago se revolvió sin que entendiera por qué. Dudosa, miré la carpeta y luego a él.
—¿Qué es esto? —pregunté.
—Ábrela y lee —fue lo único que dijo, cruzando los brazos como si se estuviera preparando para una explosión.
Respiré hondo y la abrí. Conforme mis ojos comenzaron a recorrer las primeras páginas, sentí el corazón acelerar descompasado.
Las palabras estaban ahí, gritándome en la cara. Compra de acciones. CompanyRoc