(Larissa)
Desperté sintiendo un poco el cansancio. Miré alrededor, recordando que ya llevaba una semana en Argentina... El departamento era sencillo, pero lo suficientemente cómodo para lo que necesitaba.
El barrio quedaba cerca del hospital donde mi papá estaba haciendo el seguimiento médico. Me levanté despacio, tratando de no despertar a Gabriel, y fui hasta la cocina a preparar el desayuno. El aroma del café recién hecho pronto invadió el ambiente.
Cuando volví al cuarto, vi a Gabriel envuelto en las sábanas, completamente ajeno al mundo, con esa carita de flojera que me hacía sonreír. Me acerqué a él, le jalé suavemente las cobijas y lo abracé fuerte, sintiendo el calor de su cuerpo.
Él refunfuñó un poco, pero pronto se acomodó en mis brazos, acurrucándose como si quisiera volver a dormir para siempre.
Lo miré, mis dedos pasando suavemente por su cabello, y verlo me hizo pensar en Alessandro. Gabriel... mi hijo... era la copia exacta de él. Ese rostro, los ojos, los rasgos. Y