(Alessandro)

Llegando a la sala donde Chiara estaba internada, la encontré con el brazo inmovilizado en una férula. Me acerqué con cautela, no queriendo lastimarla.

—Vine a buscarte. —Una sonrisa se esbozó en su rostro y tomé la carpeta con sus documentos antes de salir del cuarto.

—Gracias por haber venido, ya estaba a punto de llamar a un taxi. —dijo, entrando a mi auto.

—No te dejaría salir sola. —respondí, ayudándola a ponerse el cinturón de seguridad.

El acercamiento me permitió sentir su perfume, parecía ser el mismo de años atrás, pero de alguna forma, no me despertaba los mismos sentimientos.

Me alejé, asumiendo mi lugar al volante y saliendo del estacionamiento del hospital. Durante el camino, Chiara me contó cómo debería cuidar su brazo hasta que se recuperara por completo.

Al llegar frente a su edificio, la ayudé a bajar del auto y subimos al penthouse. Chiara me miró con una sonrisa cariñosa y se acercó, poniéndose en punta de pies.

Por un momento, me perdí en sus o