Ava Davis.
Yo estaba allí, con la mirada dolida y el rostro enrojecido,había llorado mucho.
Incapaz de creer lo que me estaba pasando, parecía más una pesadilla.
Mis piernas se movían sin rumbo, una tensión incomprensible llenaba el aire a mi alrededor.
Me sentía atrapada entre la ira y la confusión, atrapada como si mi propia mente estuviera encerrada en una prisión.
Había cosas que nunca imaginé que diría o haría, pero todo había cambiado desde la noche que Liam, decidió creer en las palabras de su padre.
Observé su figura autoritaria. Ese mismo hombre que me galanteaba y me hacía sentir cosquillas en el estómago,ahora era mi carcelero.
En lugar de la dulce sonrisa que solía iluminar mis días, solo quedaba rencor dibujado en sus labios.
"¿Cómo pude caer tan bajo?", pensé para mis adentros. Quería gritarle que era un idiota al creer en esas patrañas.
Me dolía pensar que me había engañado, su semblante de caballero amable y respetuoso.
—Quita esa cara de yo no fui, ya no tiene