Liam Jones.
El denso bosque se alzaba ante nosotros, solo se escuchaba el sonido de las hojas de los árboles.
Según buenas fuentes, Noah se escondía en una cabaña próxima al campamento, un refugio que él creía seguro.
Sin embargo, yo estaba decidido a poner fin a su traición.
Sabía que no solo era un peligro para nuestra manada, sino que también amenazaba mi vida.
Así que, armado con la determinación de proteger Resplandor, guiaba a los guerreros hacia su oculto escondite.
—¡En guardia! —gritaron los guerreros de Noah cuando nos acercamos a la cabaña.
Desde el momento en que oí esa advertencia, una chispa de furia ardió en mí.
—¡Acaben con ellos! —grité, y la batalla comenzó.
El sonido de las espadas resonó en mis oídos.
El aire se llenó de gritos, pero nuestros cuerpos respondieron con eficacia.
Atacamos con ferocidad, cayendo sobre ellos como una tormenta desatada.
Uno a uno, los hombres caían ante el filo de nuestras espadas, su resistencia desvaneciéndose ante la fuerza de nuestra