Ava Hills.
No hay nada que me guste más que una tarde tranquila en casa, lejos del bullicio de la ciudad.
Pero ese día todo cambió cuando mi teléfono sonó y vi el nombre de Brad en la pantalla.
La sonrisa se dibujó en mi rostro al responder su llamada. Había algo en su voz que siempre me hacía sentir segura.
—Brad, me alegra mucho tu llamada.
—Ava, hay cosas que tienes que saber y que no puedo tratar por teléfono.
Su tono serio me hizo fruncir el ceño. Mantuve el silencio, esperando a que continuara.
El nudo en mi estómago creció mientras él hablaba.
—Ahora mismo tengo muchos compromisos. Se me hace imposible viajar a Texas.
—Me alivia saberlo porque tu presencia aquí no sería prudente.
Me sentí preocupada, lo último que deseaba era más conflicto en mi vida.
—No me asustes. Estoy pensando en mandarte los boletos de avión de ida y vuelta.
—Iré porque de verdad es un asunto delicado y debes estar al tanto.
Mis ojos se abrieron de par en par ante esa declaración. No me lo esperaba.
Aunqu