Liam Jones.
—¡Te odio! No me busques más — fue lo último que gritó Ava antes de colgar la llamada.
No sabía cómo había llegado a este punto. Sentado en la terraza de mi mansión, con el teléfono todavía caliente en la mano proferí varias maldiciones.
Tras esa conversación con ella, me di cuenta de que mi Luna tenía el rencor fresco en lo más profundo de su ser.
Un par de tragos de whisky aturden mis sentidos, pero nada podía calmar el torbellino que se desataba dentro de mí.
Ilusiones y recuerdos de una breve felicidad pasaba por mi mente y al ver mi amarga realidad me sentía miserable.
Ava había sido todo para mí. Me había dicho que me amaba en muchas ocasiones, antes de que el caos nos abrasara.
En esos lejanos momentos de felicidad deseaba tener muchos hijos y envejecer a su lado, pero las cosas nunca salieron como esperábamos.
La relación se convirtió en un juego de sombras, donde las intrigas de otros nos terminaron separando.
Ya no puedo humillarme más, mi posición de Alfa queda