Liam Jones
—Selene, ¿Y ese milagro que me hablas?
Habían pasado casi una semana sin saber de la familia Hills.
Ya estaba acostado cuando recibí esa llamada.
Era una noche tranquila, hasta el momento que tomé el teléfono.
Con el rostro apoyado sobre la almohada, escuché el tono de su voz de ella, apenas reconocible entre la mezcla de emociones reflejadas en cada palabra.
—Ava me tiene harta, Liam —me dijo, con un tono de desesperación que nunca antes había escuchado en ella—. Lastima que no pude entorpecer el lanzamiento de su colección. Ahora es famosa y se cree la gran cosa.
La respiración de Selene sonaba entrecortada. Un nudo de angustia se formó en mi estómago. Las palabras de Selene resonaban con más fuerza de lo que esperaba.
En ese momento sentí miedo de lo que ella pudiese hacer a su hermana.
—Déjate de cosas, Selene, Ava siempre será humilde. Lo sabes.
Me esforzaba por ofrecerle tranquilidad, pero sabía que era en vano. La rivalidad entre ellas dos llevaba meses arrastrándos