Cuando llegó la noche y las luces de cristal de la casa comenzaron a brillar con mayor intensidad para compensar la oscuridad exterior, Malcolm se acercó a Gael, quien estaba ayudando a River con algo que parecía ser un pequeño dispositivo mecánico que Eloy había creado para entretenimiento de los niños.

—Hermano —murmuró Malcolm agachándose donde él estaba junto a su hijo River, que se acercó mostrándole el juguete a su papá—, encontré una solución para nuestro... problema.

Gael alzó la vista inmediatamente, reconociendo el tono en la voz de Malcolm.

—¿Qué tipo de solución? —preguntó, aunque su expresión sugería esperanza.

—Un lugar donde podemos tener “ya sabes qué” —dijo, mirando a River que los veía de vez en cuando, aunque estaba entretenido con su juguete— con nuestras esposas sin preocuparnos por los niños o la falta de privacidad —explicó Malcolm en voz baja—. Eloy conoce un hotel que no hace preguntas.

Los ojos de Gael se iluminaron con una emoción que había estado reprimiendo