205. La noche que todos necesitaban
Cuando entraron al lobby, Malcolm se dio cuenta de que el interior era mejor de lo que la fachada había sugerido. Aunque claramente no era una posada de lujo, estaba limpio, bien iluminado, y el personal parecía profesional dentro de los parámetros de lo que ofrecían.
El propietario, un hombre lobo corpulento con una sonrisa que sugería que había visto todo tipo de situaciones, se acercó a Eloy con familiaridad, como si ya lo conociera de antes.
—¡Eloy! —exclamó—. ¿Vienes con clientes esta noche?
—Dos parejas que necesitan habitaciones privadas —explicó Eloy señalando a las parejas—. Y mi amigo aquí —señaló hacia el Druida Alder— podría estar interesado en compañía.
El propietario asintió con comprensión profesional.
—Tenemos habitaciones disponibles en el segundo piso para las parejas. Privadas, con puertas que se cierran bien, y suficiente aislamiento de sonido para que puedan... expresarse libremente el tiempo que quieran —explicó con una sonrisa que sugería experiencia con clientes