415. La foto en la billetera.
Narra Dulce.
A veces no hace falta una explosión para que todo cambie. A veces alcanza con una foto suelta en el piso, y ya está: el mundo que conocías se prende fuego.
Bruno se sienta en el borde del sillón desvencijado, con las piernas abiertas y los codos apoyados en las rodillas, su clásica postura de tipo que se cree dueño de todo. Tiene la billetera abierta entre las manos como si estuviera contando más que plata: tiempo, deudas, heridas.
Yo estoy sentada más atrás, en la cama que apenas huele a limpieza. Mi cuerpo todavía lleva el rastro de la noche anterior. Y mis pensamientos, el de Sami.
No sé quién soy hoy.
La que sobrevive, la que se vende, la que busca… o la que miente.
Bruno pasa los dedos con parsimonia por cada billete. Revisa tarjetas, documentos, papeles doblados. Suspira al ver que nada falta. Siento cómo su tensión baja, apenas.
Y entonces, como si el destino dijera “vamos a acelerar esto”, algo se cae al piso.
Una foto.
Cae despacio. Dando vueltas. Como si flotara