235. Esta noche, tengo cita con el objetivo.
Narra Brisa.
Viajar a Dubái en un jet privado no es como me lo imaginaba cuando era chica y dormía en colchones orinados escuchando a mi vieja gimiendo al otro lado de una sábana colgada. No hay ruido, ni olor a grasa rancia, ni gente comiendo fideos con la mano. Acá, las copas de champán no se derraman, la azafata parece una muñeca inflable que sonríe todo el tiempo sin motivo, y la voz de Ruiz, justo antes de despegar, fue lo último que necesitaba para entender que esto no era un viaje cualquiera. Era una consagración.
—Quiero que lo hagas como te enseñé. Nadie sospecha de vos. Sos linda, joven, y nadie imagina lo que sos capaz de hacer con una sonrisa. No improvises. No sientas. No perdones.
Sus palabras fueron como puñales envueltos en terciopelo. Me dejó una carpeta, sellada, con fotos, nombres, ubicaciones, claves. Instrucciones precisas, clínicas, quirúrgicas. Lo miré una última vez desde la escalerilla del avión, con la seguridad absurda de que él me amaba a su manera, y que t