Capítulo 98. Flashes crueles parte 2.
—No se va a especular con hipótesis que dañen procesos en curso —contestó Báltico en su lugar—. Pero si hay culpables dentro del equipo, deberán responder. No vamos a permitir que la ambición personal manche la vida de nadie más.
El estrado se llenó de preguntas rápidas en avalancha; los micrófonos se aproximaron como pirañas. Julián se mantuvo firme en el terreno que le quedaba y su asesor le explicó sobre pedir calma, prometer acciones, no exponer operaciones. Palabras claves.
Pero odiaba desde que la primera pregunta atacó cada defensa suya al contestarla con otro argumento más punzante; cada pausa la destruían
Johan observaba en silencio mientras el Señor Otoniel lanzaba maldiciones contra el candidato a la pantalla. Insultos que no llegaban a los oídos de Sullivan, pero que aún así el hombre de la tercera edad seguía escupiendo.
La batería de preguntas no aflojaba; si algo quedó claro fue que la prensa no venía a buscar consuelo, venía a desgarrar narrativas. Y los reporteros