Capítulo 46. Vértigo.
La frustración hizo que Zadye lanzara su abrigo contra la silla.
Paseó la vista de un lado a otro con la uña prensada entre sus dientes, pero su búsqueda no dio resultado, porque el candidato no había llegado. Ya lo sabía, porque su auto jamás salió de aquel hotel, pero había considerado que tal vez lo perdió de vista.
—¿Qué la tiene tan inquieta, señorita Fierro?— Isla dejó de comer para preguntar.
—¿Sabes algo del candidato?— sonrió para que no sonara tan mal el tono empleado. —Quería hablar con él y...no lo veo. ¿Sabes si tuvo alguna salida de la que nosotros no estemos al tanto?
—Si no está, posiblemente sí tuvo una— le sonrió, notando el gesto que trató de esconder. —Pero sí es urgente, puedes hablar conmigo y veremos si es un problema que necesita una solución urgente.
—No quiero cargarte con mis cosas— se echó hacia atrás. —Solo estaba viendo por su imagen. Ya sabes, pueden levantarse rumores sobre salidas fortuitas que se malinterpreten.
Isla observó a todos a su alrededor