Capítulo 120. Prisa.
Zadye sabía que debía salir de la ciudad tan pronto como fuera posible. No había tiempo para pensar, ni siquiera para lamentarse. Solo correr.
El sonido de las ruedas de su maleta golpeando el suelo del aeropuerto se mezclaba con el murmullo de cientos de voces, con los altavoces voceando destinos y con las risas ajenas que parecían una burla directa a su miedo. Cada paso que daba sentía el peso invisible de una mirada que no estaba ahí, pero sentía siguiéndola.
Hablaban de tipos que decían que podían borrar a alguien sin dejar un registro, ni una huella, ni un recuerdo coludidos con Julián y de seguro no les había gustado ni un poco que ella filtrara el video.
Pero él se lo ganó. No hizo tanto por él para que otra perra tomara lo que, por derecho, ya era era suyo.
Se ajustó la gorra, bajó el rostro y apretó el paso. La terminal olía a café, perfume y metal; un olor que siempre había asociado con viajes, pero ahora solo significaba que debía continuar con su huida.
Una pareja se detu