Capítulo 121. Asfixiante.
—Solo es comida— dijo Lang acercando el plato hacia la mujer que abrazaba más fuerte a su hijo. —No voy a hacerte daño, ¿está bien?
Livia presionó a su bebé contra su pecho, sin apartar la mirada del candidato, quien sacó un frasco de pastillas que deslizó hacia ella.
—Son para que pase la fiebre y el dolor muscular que dicen que tienes. No afecta en nada la lactancia— la portuguesa lo vio con desconfianza. —Mi esposa las usaba cuando dio a luz a nuestros hijos.
—Teniendo hijos, ¿Eres capaz de hacer esto?— consultó la mujer que sentía su estómago rugir. —¿Cómo puedes?
—Las circunstancias obligan a ver opciones que antes no se consideraron— contestó Richard viendo la habitación, en donde varios sujetos custodiaban el espacio para evitar cualquier intento de escape. —No son fáciles. Pero son necesarias.
—¿Te dijeron el precio?— indagó la mujer con tez pálida y uñas cortadas hasta sangrar, luego de su anterior ataque con ellas. —Una afiliación se paga con tu sangre.
—Dicen que el padr