Capítulo 110. Azul profundo.
Salomé bajó a desayunar con la sonrisa que no pudo borrar, a pesar de que trató de ocultarlo la emoción se desbordaba por sus pupilas haciendo imposible que el resto no notara que estaba feliz por la visita del hombre que bajó con el teléfono en la mano, mientras Shade le hablaba sobre las tácticas de vigilancia que implementaban en ese lugar.
Él simplemente asentía, sin dejar de escribirle a Isla para que resolviera lo que se había desequilibrado con su ausencia.
—No son las cinco de la mañana y ya la tienes trabajando— le recriminó Salomé, quien deslizó el plato hacia él. Johan olvidó el teléfono para verla totalmente despierta, antes de la hora estipulada.
—Lo advertí al principio. Nadie detiene labores —contestó el candidato.
—Excepto tú— él tomó el tenedor como las palabras de la mujer con ropa deportiva.
—Siempre lo soy— contestó comenzando a comer.
Al candidato no le agradaba un desayuno tan temprano, pero no podía seguir durmiendo cuando ella fue la calidez de otro cuerpo