LIAH
El corazón me latía tan rápido que se me quería salir, no sé qué tiene este hombre que me pone tan nerviosa e irritante. Pero, sus ojos, ese par, tenían algo en particular que hacía que mi ser se estremeciera.
—Te quedaste pensativa, ¿estás pensando en decirme quién soy?—Lo aparto una vez que vuelvo a mis sentidos.
—Si no sabe usted, menos yo. Y no se acerque tanto, soy una mujer comprometida y esto no está bien.
Su mirada y actitud cambiaron de una manera tan brusca y molesta, que se pudo sentir el cambio en el aire.
—Tienes razón, la pelirroja dio su palabra, ¿la cumplirá esta vez?—Eso suena como un reproche. ¡Estoy loca!
—Yo siempre cumplo con mi palabra. —Vuelvo a ver hacia la puerta y Emma ya no está. —De nuevo. Gracias. Adiós.
Le doy un beso en la mejilla como si fuera algo natural y quedo en shock. No sé por qué hice eso.
—Creo que me está afectando el vino —susurre.
—Deberías tomar whisky, es mejor. —Responde con una sonrisa coqueta.
—No me gusta el whisky, muy insípido pa