Cap 7: Mentiras.
Julian se sentó. El teléfono estaba frío en su bolsillo, pero la información ardía en su mente. Todas las cuentas de Abietti, a nombre de Agustina. No era un error. Era un robo perfectamente ejecutado, meses antes de la muerte de su padre. La mujer sentada frente a él no era lo que él pensó quién era; era una ladrona. La de parte de su herencia.
Agustina lo miraba con esa calma perturbadora.
—¿Todo bien, Julian? —preguntó, y él notó un ligero brillo en sus ojos. Ella sabía que él sabía.
Julian tomó un sorbo de vino. El sabor era amargo.
—Perfecto. Mi Consigliere en Milán estaba revisando las cuentas de Abietti. Es un laberinto, por supuesto. Nuestro padre era un paranoico —dijo Julian, manteniendo la voz baja.
—Lo sé. Siempre pensé que el dinero lo hacía sentir seguro —dijo Agustina, con una sonrisa ligera.
—Lo hacía sentir seguro. Pero ahora, tres de las cuentas principales están vacías. Y no vacías por un negocio. Vacías por una transferencia.
El tenedor de Agustina se detuvo a medi