Capítulo 46

—¡No, no, no! No tu, ángel.

Fiorella hacia presión sobre su vientre pese a su estado de gravedad, su vientre comenzó a sangrar imparablemente haciendo que sus manos se cubrieran de sangre y entonces comenzó a perder el equilibrio. De nuevo la sostuve y comencé a llorar desesperado, cargado de impotencia. Coloqué una mano sobre las de ellas desesperado haciendo presión también en un vano intento. Ella lloraba desconsolada.

—Theo...el bebé.

—No hables mi amor, pronto saldremos de aquí, todo estará bien —giré mi rostro en busca de Ernest, él estaba recostado sobre la pared cerca a la ventana con el móvil pegado a su oído, se le veía mal y su pierna no paraba de sangrar —¡Ernest, necesitamos sacarla de aquí ya! —le pedí a gritos.

—Enviaron un helicóptero... en diez minutos estarán aquí.

Asentí temblando o tal vez era mi amor quien lo hacía, la cargué hasta recostarla en la cama, con una mano volví a presionar la herida y con la otra acariciaba sus mejillas tratando de limpiar sus lágrima
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