**ÚRSULA**
Ya no cabía duda alguna en mi mente, no era ya una mera ilusión o un simple anhelo, sino una convicción absoluta, una certeza inquebrantable. Klaus estaba cerca, podía sentir su presencia inminente, venía directamente hacia mí, sin titubeos. La esperanza, que yacía latente, como una chispa a punto de encenderse, despertó finalmente en lo más profundo de mi alma, iluminando cada rincón de mi ser.
Esa noche, la anticipación me mantuvo completamente despierta; no logré conciliar el sueño en absoluto, pero no fue a causa de la ansiedad que solía atenazarme en el pasado, ni por el insomnio provocado por la opresión que emanaba de las paredes hostiles que me rodeaban, ni tampoco por los inquietantes pasos que resonaban en el oscuro pasillo, sino por la expectativa de lo que estaba por venir.
No dormí porque mi mente se llenó de posibilidades. De recuerdos de su voz, de su mirada, de su promesa. Y también de planes. Me levanté y escondí la nota donde nadie pudiera encontrarla, co