Álvaro y Sarah reían en el restaurant al que la había llevado él después de la clínica. Sarah estaba mucho más relajada y Álvaro más feliz. Diego no pudo evitar entrar al verlos. Ambos se pusieron serios inmediatamente al darse cuenta de su presencia.

—Diego —fue el saludo poco cordial de Álvaro.

—Álvaro, debemos hablar —Diego se notaba tenso.

—Dime —lo instó.

Diego miró a Sarah, no estaba seguro de querer hablar con ella enfrente.

—Dime. ¿Es algo del caso?

—Así es —apartó la vista de la muchacha para mirar brevemente a Álvaro, pero la volvió de inmediato a la joven.

—Dime.

—Podrías pasarte por mi oficina más tarde, si puedes.

—¿Qué pasa, Diego? ¿Hay algo nuevo que afecta a Sarah?

Dieg