Mundo ficciónIniciar sesiónDiego tiró su chaqueta sobre el sofá, sacó una cerveza del refrigerador, salió a la terraza y encendió un cigarrillo, sentándose en el balancín de la terraza.
Cerró los ojos, necesitaba pensar en todo lo ocurrido.
—¿Estás bien? —Fernanda, su esposa, se sentó a su lado.
—No —contestó sinceramente, posando sus ojos en los de su esposa—. Es todo tan extraño, ahora resulta que Álvaro Cantero también es sospechoso. Quien haya hecho esto es un profesional, sabía exactamente cómo despistar, no dejar huellas e inculpar a cualquiera.
—¿Y no que Sarah…?
—No, ella no lo hizo o si lo hizo fue muy hábil para intentar inculparse a sí misma y así quedar libre al descubrir que la mujer del departamento no era ella. De esa manera se descarta su participación. Y si f







