Mundo ficciónIniciar sesiónLlegó a su casa en el momento en que dos carabineros se disponían a golpear y se bajó rápidamente de su automóvil.
—Dígame, soy el dueño de esta casa —indicó llegando a su lado.
—Necesitamos hablar con la Señorita Sarah Larraín —dijo uno de los oficiales—, nos dijeron que la podríamos encontrar aquí.
—Yo soy Álvaro Cantero, su abogado. ¿La van a interrogar?
—Sí, pero sólo será aquí, no necesita ir a la comisaría. Estamos haciendo una investigación, el hijo mayor del occiso la denunció como posible asesina.
Álvaro sonrió frustrado. Ese hombre no tenía límites. Él mismo fue quien la denunció. Ni siquiera tenía pruebas.
—Pasen, ella está un poco delicada de salud. Tiene una pierna fracturada y est&







