SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO 57
MONSERRAT
El sol se ocultaba despacio en el horizonte y pintaba el cielo de tonos naranjas y rosados, mientras la brisa cálida del Caribe acariciaba mi piel. Habían pasado diez años desde la última vez que vi a Julián, diez años que parecían otra vida. Ahora estaba aquí, en mi despedida de soltera, rodeada de Elena, Claudia y Bruno, mis inseparables. El plan: una semana completa en estas playas de arena blanca y aguas celestes, como un regalo anticipado antes de dar un paso tan grande en mi vida.
Nunca pensé que una despedida de soltera pudiera sentirse tan ligera, tan despreocupada. Durante estos días nos habíamos reído como en la adolescencia, habíamos bailado en la arena, probado todos los cócteles de colores que ofrecían los bares del resort, y por momentos hasta había olvidado que pronto estaría casada con Ignacio.
Esa tarde, después de varias rondas de mojitos y piñas coladas, alguien propuso un juego de verdad o reto. Me reí.
—Hace años que no jugamos