CAPÍTULO 20
MONSERRAT
Tenía todo listo para la actividad de buceo: el traje, la toalla, el protector solar… todo, menos algo esencial: la firma de consentimiento. Me di cuenta justo cuando estábamos en el muelle, a punto de salir hacia la lancha.
—Montse, ¿y el papel? —preguntó uno de los instructores mientras revisaba la lista.
Rebusqué en mi bolso, en el bolsillo lateral… nada. Lo había dejado sobre la mesa de la habitación, junto a la botella de agua que me tomé antes de bajar.
—Puedo ir por él, no me tardo nada —dije, intentando sonar despreocupada.
Pero todos ya estaban con el equipo listo, ajustándose las aletas y el visor. Si me iba, todo el grupo tendría que esperar. No quería ser la que retrasara la actividad.
—Montse, ir y volver a la habitación toma como 20-25 minutos —me dijo Elena—, ¿Podemos ir sin vos? no pasa nada si te lo pierdes esta vez.
Fingí una sonrisa y me encogí de hombros. La verdad, no estaba tan decepcionada. El sol estaba en el punto más alto del cielo, el v