La oficina de Nicholás era un templo de diseño minimalista: acero, cristal y madera pulida. Muestras de mármol, catálogos de textiles y planos arquitectónicos se extendían sobre una mesa de reuniones gigantesca. Isabella y Strauss recorrían la mesa, señalando diferentes texturas y tonos.
—El mármol Statuario para el recibidor, sin duda —señalaba Isabella—. Y para el acuario, esta iluminación LED azul profundo que resalte los corales.
Strauss asintió, haciendo una nota en su tablet. —Excelente elección. La pureza del blanco con el azul creará un impacto visual impecable. —Hizo una pausa, observándola de reojo. Llevaba un rato notando su mirada distraída, perdida más allá de las muestras—. Isabella, ¿todo bien? Ayer no asististe a nuestra reunión, solo me encontré con una disculpa de Charly. Y hoy pareces… un poco distante.
Isabella suspiró suavemente, dejando caer la muestra de mármol que sostenía. —Se me complicó el día: algo familiar el fin de semana. Un pequeño incidente. Me tomó pa