La Fundación Valtierra publicó un comunicado con sellos y firmas cursivas: reestructuración, calendario de becas, “respeto a quienes han contribuido sin ostentación”. No nombraron a Aelin. No hacía falta.
Al mismo tiempo, un despacho tradicional anunció “acompañamiento técnico” para auditar el uso del nombre en espacios públicos. Palabras asépticas para una cirugía con bisturí afilado. En redes, una frase subió como marea: “El apellido no se alquila.” Celeste no la había escrito, pero parecía suya. Sasha entró al despacho con un gesto que Aelin conocía: noticias que no son urgentes pero sí útiles. —Hallamos un detalle en el comunicado de la Fundación —le mostró la pantalla—. Citan un convenio del año en que tú todavía estabas en el orfanato. Y lo atribuyen a “donaciones coordinadas por la familia”. Cruzamos con archivos: esa donación la gestionaste tú años después, cuando Amanda ni respondía llamadas