006. ENCUENTROS INCÓMODOS
AMALIA
Mi corazón latía desesperado mientras casi iba corriendo.
No conozco este sitio y creo que me he perdido entre tantos pasillos.
Salgo al fin a lo que parece una piscina interior techada.
El eco resuena en el espacio vacío, casi en penumbras, al igual que el sonido de mis bailarinas y luego, unos zapatos masculinos.
— Amalia, ¡espera un momento!, ¿hasta cuando piensas rehuirme?
Escucho la voz de mi exnovio a la vez que me toma con fuerza del brazo y me hace girarme.
— Suéltame – retiro mi brazo con fuerza y la ira, al verle el rostro a este cínico, va creciendo dentro de mí.
— Te he estado buscando en estos días, en esa pescadería nadie te ha visto y no sabía bien dónde vivías. Amalia, las cosas no son como piensas…
— ¿Y cómo son las cosas Edgar? Porque al menos te llamas Edgar, ¿no? – le reclamo
— ¿Fue divertido burlarte de la pobre muerta de hambre? Cuánto debiste reírte mientras yo estaba siendo sincera contigo.
— Amalia, el asunto es… complicado y sí, me llamo Edga