Thiago, Dayana y Rui llegan al hotel donde pasarían la noche, el pequeño Rui, al ver el majestuoso lugar, mira para todos lados maravillado. Esta era la primera vez que Rui veía algo tan lujoso como ese lugar, pero, aún faltaba más, el pequeño quedó maravillado al llegar a la habitación en la que se quedarían a dormir.
- ¿Mami? ¿Aquí dormiremos? -preguntó Rui jalando el dobladillo del vestido de su madre.
- Sí, mi cielo, anda, vamos, te doy un baño que ya hueles a quesito… -dijo Dayana, mostrando una tranquilidad que antes no tenía.
Thiago vio cómo la mujer y su hijo desaparecían entre las habitaciones de la suite principal. Tras ver aquello, él finalmente pudo respirar un poco. Sabía que no iba a ser fácil, ella tenía un carácter fuerte, pero para su des fortuna, tanto su padre como el mismo, habían encontrado que su punto débil, hoy día, era su hijo.
Thiago se sentía cansado, había sido un largo viaje, su cabeza le dolía, no encontraba la manera correcta para hablar con Darla y dar