Dayana quería poner resistencia, pero al ver la mirada de su hijo llena de desconcierto, no quiso asustarlo, por lo que terminó aceptando y subiendo al auto con aquel hombre.

Thiago abrió la puerta del copiloto, pero Dayana se negó, pues dijo que no podía viajar con su hijo en el asiento delantero. Acto seguido, Thiago sin decir más palabra, abrió la puerta trasera del auto.

Dayana iba a la expectativa de cualquier movimiento, era claro lo que había pensado hace un momento. Thiago sabía perfectamente bien dónde vivía, sería estúpido tratar de escapar, puesto que conocía a la familia Cedeño y eran capaces de hacer varias cosas.

Rui, al sentir la calidez y comodidad del auto, se acercó a las piernas de su madre y quedó profundamente dormido en sus brazos.

Dayana, al sentir el calor de su hijo y tras un largo día en la playa, trataba de mantenerse despierta, pero por más que lo intentó, el sueño que tenía Rui terminó siendo compartido y ambos quedaron completamente dormidos.

Thiago no pod