Minutos más tarde, en el altar de la capilla de la familia Howard, se podía ver la silueta de Theodore, quien vestía un elegante esmoquin color negro con una impecable camisa blanca.
La abuela Isabel debía reconocer algo, muy a diferencia de todos sus nietos, Theodore lucia feliz.
El hombre, hoy estaba radiante, era su primer nieto y el último en casarse.
Siendo honesta, al decir que, este nieto se casaba por amor, lo cual se notaba a leguas, pues la sonrisa dibujada en ese bello rostro, nadie se la podía borrar, más cuando aquella sonrisa se había hecho más grande al ver llegar al amor de su vida a la capilla.
Anya caminaba por el pasillo de esa impresionante capilla. Su brazo iba fuertemente sujetado del brazo de Robert, quien lucía orgulloso al caminar a lado de aquella mujer, la cual irradiaba felicidad, aun por debajo de ese enorme velo que cubría su rostro.
Anya prefería una boda íntima, un vestido sencillo, un evento más cerrado, pero la abuela Isabel había sido enfática e