Anya miraba como el público se ponía de pie y aplaudían ante la última presentación, ella sonreía mientras tomaba de la mano a sus compañeros de equipo.
La joven mujer no sabía por qué, pero la escena le generaba un nudo en la garganta; esto era lo que buscaba cuando tenía 18 años, esta era la satisfacción que soñaba, pero… ¿Por qué no se sentía tan bien? ¿Por qué sentía que le hacía falta algo o alguien?
Tras terminar la ola de aplausos, el telón ce cerró, todos los bailarines fueron a sus camerinos, ella, llevaba un nudo en el pecho. Hoy se sentía extrañamente sola, muy a pesar de tener a cientos aplaudiéndole, festejándole o incluso admirándole.
Cuando había iniciado la campaña, ella, al llegar a su camerino, se había encontrado con el señor Urinn y luego, la mayor sorpresa de la noche había sido Theo, aunque claro, él no iba solo, él iba acompañado por aquella bella mujer con rostro de ángel.
En esta ocasión, las cosas fueron muy diferentes, pues solo se topó con el señor Urinn en