- ¿Quién demonios se cree ese tal Meisel? -dijo Darla llena de molestia. - ¿Acaso no sabe que soy una modelo de renombre? ¿Acaso no se tomó el tiempo para leer mi hoja de vida? He estado en las mejores pasarelas del mundo, soy la candidata idónea para su campaña, no encontrará a ninguna puta modelo como yo. -dijo la mujer con orgullo.
Darla estaba que echaba fuego por los ojos y la boca, no podía creer que existiera alguien que pudiera rechazarla tan abiertamente y, no solo eso, no podía creer que el hombre la hubiera demandado.
Tras aquella descarga de molestia, Darla se percató de que su móvil no paraba de sonar, así que lo sacó y se percató de que se trataba del casero del edificio donde Thiago y ella tenían su apartamento inicial, así que, dudando un poco, respondió.
- ¿QUÉ SUCEDE? -gritó aún molesta.
- Señora, señora, necesitamos que venga a ver qué sucede en su apartamento, los vecinos han escuchado ruidos, sabemos que el señor Cedeño está dentro, pero por más que le hablamos