Días después…
- Señora, el abogado del señor la espera en el recibidor, trae un documento para usted. -dijo Catarina un poco preocupada por la reacción de su jefa.
- ¡Gracias, Cata! En un momento bajo… -dijo Dayana levantándose de la cama con pocas ganas.
Tras unos minutos, llego a la sala y ahí estaba el abogado de la familia que, por años, trabajó con el padre de Gabriel y con su propio padre. Hoy no sabía cómo podía plantarse ahí, frente a ella, pero era claro de parte de quien estaba ahora.
- ¡Buen día, señor Merchán! -dijo Dayana educadamente.
- ¡Señorita Garza! ¡Buen día! -dijo el hombre con nerviosismo.
- ¿Qué lo trae por aquí?
- Señorita Garza, vengo de parte de su esposo, solo traigo la copia de la disolución de su matrimonio. -dijo el hombre apenado.
- ¿Por cuántos años trabajó para mi padre? -preguntó Dayana sin quitarle la vista.
- Los suficientes para saber que esto no debería estar sucediendo…
- Pues ya sucedió, así que no se apene delante de mí… -dijo Dayana al notar el