Alguien quiere hablar.

Miro a Darío, y él, en lugar de sostener mi mirada, baja los ojos hacia sus zapatos. Su silencio me inquieta.

—¿Por qué dijo eso? —pregunto, con la voz más firme de lo que en realidad me siento.

—Solo… se le pidió un préstamo, nada más —responde sin atreverse a mirarme.

Siento que la sangre se me hiela.

—¿Dios… es en serio? ¿Mi padre prefirió pedirle un préstamo a ese hombre antes que pedírmelo a mí? —pregunto, con una mezcla de dolor y rabia contenida.

—Eso… tendrás que hablarlo con él —responde Darío con cautela, como si temiera que cualquier palabra equivocada lo convirtiera en mi enemigo.

—No puedo —suspiro, y mi voz se quiebra un poco—. No ahora. Cualquier disgusto podría matarlo.

Levanta la vista por fin, con un gesto de compasión que apenas dura un segundo, porque enseguida desvía la mirada hacia algo detrás de mí.

—Cuídese —me dice, con tono serio.

Me doy la vuelta y entiendo el motivo de su cambio: René está observándonos desde el pasillo, con esa mirada de desconfianza y pos
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP